ZONA DE TRANSGRESIÓN

Un espacio en el que opinar con total libertad, en ocasiones con cierta ironía, pero con respeto.

01 enero, 2008

NACIONALISMO Y REDES SOCIALES

El 2008 ha traído algunas novedades importantes en el ámbito de la política europea. La presidencia de la Unión corresponde a Eslovenia, país que formaba parte de la antigua Yugoslavia, por lo que es la primera vez que la directiva recae en un país que formaba parte del “bloque del este”. Después del impulso dado por Portugal, veremos como responde Eslovenia y como continúa con la revitalización que parece haber adquirido la Unión Europea después de que se haya firmado en Lisboa el nuevo tratado, con el que se pretende superar el fracaso de la Constitución.
También ha supuesto que desaparezcan más fronteras en Europa, crece el espacio Schengen hasta veinticuatro países, por lo que más de cuatrocientos millones de ciudadanos/as pueden circular por toda Europa sin necesidad de presentar el pasaporte y sin controles fronterizos. El hecho, positivo en sí, también tiene un lado preocupante, éste es el relativo a la seguridad interna y a los controles fronterizos por el este.
El tercer aspecto importante es que dos nuevos países, Chipre y Malta, se han unido a la zona euro. La moneda única europea es manejada por unos trescientos veinte millones de habitantes de quince países. Ambas poblaciones han recibido al euro con alegría, si dejar de mostrar preocupación por la concebida inflación, bien conocida por nuestras latitudes.
A estos tres hechos que he destacado, debemos añadir el crecimiento imparable de las redes sociales por medio de Internet. La información la tenemos en pantalla, en casa o en la oficina, en tiempo real, nosotros generamos información y podemos comunicarnos con cualquier persona del mundo y compartir con ella datos, ideas, conversaciones, etc. Todo ello posibilita que nos sintamos más unidos, mejores amigos, a una persona que vive a miles de kilómetros que a nuestro vecino del rellano. Frente a toda esta corriente tenemos el nacionalismo caducado, el que tiene como objetivo levantar fronteras, aislar y mirar a su ombligo. Es el instrumento por el que determinados políticos profesionales quieren seguir en nómina, el aspecto de su programa político con el que pretenden convencer a la ciudadanía de que el futuro pasa por ahí. Pero este futuro parece haber dejado sus planes atrás: la ciudadanía ha decidido.


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