ZONA DE TRANSGRESIÓN

Un espacio en el que opinar con total libertad, en ocasiones con cierta ironía, pero con respeto.

12 octubre, 2006

ES LA BURUNDANGA


"Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto". Refrán


Desde hace algún tiempo nos vienen advirtiendo de la llegada al mercado de una nueva droga: la burundanga. Parece ser que es originaria de América Central donde existe un árbol llamado Brugmansina o Belladona, que produce la escopolamina y de ella se extrae una droga llamada atropina, que mezclada con otras drogas da lugar a la burundanga.
Bien, su efecto más conocido es que anula la voluntad de las personas que la toman, con lo que son perfectamente manipulables para cometer con ellos todo tipo de actos ilícitos; por eso, no es que haya consumidores de burundanga, sino que quien tiene la intención de delinquir y necesita para ello utilizar a una persona, le suministra burundanga y ya está: la tiene a su disposición.
No hay otra explicación. Alguna persona muy malvada ha puesto en contacto la burundanga con los/as responsables ¿? de la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias, y eso explica lo que no está pasando. Es más, algunos “docentes”, adictos a los viajes pagados por la Administración, a las comisiones de servicios para no estar en el aula y a ser coordinadores tipo A, a las fotos en los actos públicos, al periódico y a internet en horario laboral, e incluso adictos a cargos directivos en los centros educativos, también han tenido la mala suerte de entrar en contacto con la burundanga.
Es por ello, que después de que el colectivo de viajantes haya recorrido toda Europa, desde Islandia hasta las Repúblicas Bálticas o Turquía, para “conocer de primera mano” todas las experiencias educativas de esos recónditos lugares (a los que todas las agencias de viajes no llegan), no tengamos en los centros educativos las aportaciones y conclusiones de estos “trabajos”, pero el club sigue viajando.
Es por la burundanga por lo que hay demasiadas personas yendo cada día a las oficinas de la Consejería, por lo que se les paga como si estuvieran a cargo de la dirección de un centro tipo A, y que después de más de diez años en esta dinámica “olvidadiza”, no se les conoce una sola aportación al sistema educativo que justifique su sueldo, cuando no su sueldo y su plaza de aparcamiento; en incluso su sueldo, su plaza de aparcamiento y sus dietas.
La burundanga, que anula la voluntad individual, los ha vuelto autómatas; por eso no son responsables de preocuparse sólo por salir en la foto, que siempre se les vea junto al Jefe (aunque sean el hazmerreír de todos), que el Jefe siempre sienta que tiene en él a un fiel y abnegado servidor dispuesto a entregar todo el horario para que el proyecto llegue a buen fin.
Y ya saben, los cargos directivos de los centros educativos están necesitados de ir con cierta frecuencia por los despachos de estas pobres víctimas; y es por ello, no tiene otra explicación racional, que han entrado en contacto con esta dichosa droga, lo que explica claramente que lleguen luego al Centro Educativo, se metan en sus despachos, y como autómatas sin voluntad muestren toda sus insensibilidad con los problemas de los compañeros/as y del alumnado. Si vieran como sufro cuando veo a estos grupos directivos, que no equipos, hacer tantos esfuerzos por conducir los claustros bajo los efectos de la burundanga. No se lo pueden imaginar.
La última prueba que demuestra que es esta dichosa droga la culpable de lo que no pasa en la Consejería la tenemos cuando sabemos que el actual Consejero fue coordinador de proyectos en la D. G. O. I. E., puesto que debió abandonar después de muchos años por desavenencias con la Directora; por ello volvió a su plaza de docente en su centro educativo. Más tarde se le nombra Director Territorial de Educación y luego Consejero de Educación. Y precisamente él, cuando ha pasado más de un año desde su nombramiento como Consejero, mantiene como Directora General a quien no lo mantuvo a él como Coordinador. Es el nuevo efecto, hasta ahora desconocido, de la burundanga: tú confías en quien no confía en ti.
Este nuevo efecto se une a los ya conocidos, las víctimas están en un estado de pasividad y en " actitud complaciente" que aprovecha el delincuente para cometer sus travesuras y/o delitos. Pero, como en todo, los efectos pasan; para entonces algunos se habrán jubilado con sus complementos consolidados y a los otros se les verá deambulando sin encontrar el sentido de lo que pasa en el sistema educativo.
Tengan mucho cuidado si van por la Consejería, porque pueden sufrir los efectos de esta peligrosísima droga que se contagia al inhalar o por la piel, con sólo mostrar a la víctima un pañuelo, la cartera o un libro que deje escapar el gas. Bueno, de los libros no se preocupen mucho, que ellos…; ahora, eso sí, tengan muchísimo cuidado con los periódicos.