LA OFENSA INSOPORTADA
Determinados sectores de la vida sociopolítica española están muy molestos porque el Gobierno de la nación no ha reaccionado a las críticas que el dirigente venezolano ha lanzado contra el ex presidente español.
Reclaman para él el respeto que se merece el cargo que ostentó como Presidente de todos los españoles. Bien, tarde llegan, muy tarde. Los reclamantes debieron advertir con antelación al ex Presidente que, por haber ostentado ese cargo institucional, no se debe ir por medio mundo poniendo a caer de un burro al país que representó, a su Presidente, a sus instituciones, a la mayoría de los ciudadanos que votaron para que gobernara este Presidente, etc.
También hay que advertir de la necesidad de ser coherente, salvo que la tesis que los reclamantes mantengan es que hay que respetar a los ex Presidentes de derechas, pero está permitido insultar a los Presidentes; o, quizá, la tesis propuesta es que “nosotros” sí podemos insultar, pero desde fuera no lo permitimos.
Lo que el Sr. Chávez ha dicho del Sr. Aznar no es más grave que lo que el Sr. Aznar ha dicho del Sr. Zapatero. De modo que, siendo partidario del respeto y de cumplir con las más elementales fórmulas de la urbanidad, “prediquemos” con el ejemplo, de lo contrario, nada de lo que digan será creíble, si es que algo de credibilidad les queda aún.
En esa misma línea, sería recomendable, en aras a la coherencia y la cortesía, que censuraran los denunciantes a quienes en este país se dedican día tras día a insultar, injuriar y calumniar al adversario político, cada vez que tienen un micrófono cerca o un papel en blanco, sean éstos políticos, periodistas o simples contertulianos a sueldo.
Ejemplos de lo que no se debe hacer, y ante lo que han callado, hay.
Reclaman para él el respeto que se merece el cargo que ostentó como Presidente de todos los españoles. Bien, tarde llegan, muy tarde. Los reclamantes debieron advertir con antelación al ex Presidente que, por haber ostentado ese cargo institucional, no se debe ir por medio mundo poniendo a caer de un burro al país que representó, a su Presidente, a sus instituciones, a la mayoría de los ciudadanos que votaron para que gobernara este Presidente, etc.
También hay que advertir de la necesidad de ser coherente, salvo que la tesis que los reclamantes mantengan es que hay que respetar a los ex Presidentes de derechas, pero está permitido insultar a los Presidentes; o, quizá, la tesis propuesta es que “nosotros” sí podemos insultar, pero desde fuera no lo permitimos.
Lo que el Sr. Chávez ha dicho del Sr. Aznar no es más grave que lo que el Sr. Aznar ha dicho del Sr. Zapatero. De modo que, siendo partidario del respeto y de cumplir con las más elementales fórmulas de la urbanidad, “prediquemos” con el ejemplo, de lo contrario, nada de lo que digan será creíble, si es que algo de credibilidad les queda aún.
En esa misma línea, sería recomendable, en aras a la coherencia y la cortesía, que censuraran los denunciantes a quienes en este país se dedican día tras día a insultar, injuriar y calumniar al adversario político, cada vez que tienen un micrófono cerca o un papel en blanco, sean éstos políticos, periodistas o simples contertulianos a sueldo.
Ejemplos de lo que no se debe hacer, y ante lo que han callado, hay.
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