JABALÍES FRAUDULENTOS
El jabalí es un mamífero, de tamaño mediano y ojos pequeños, que se encuentra en abundancia en la península ibérica, donde vive de manera salvaje, siendo considerado por algunos una pieza muy codiciada. Se le tiene por un ser sociable, tranquilo si no se siente amenazado, sedentario durante el día, que utiliza siempre los mismos pasajes del bosque para sus correrías. En algunos lugares se cruzó con cerdos domésticos asilvestrados, originando un jabalí carnívoro más violento. De modo que a estos animales, popularmente, se le atribuyen tres características: transitar con mucha frecuencia por los mismos espacios, tener dificultades para ver y atacar violentamente si se sienten amenazados o heridos.
Una de las cantinelas más usadas en este país como ariete contra el adversario político ha sido el exigir respeto al trabajo de los jueces. Así, con demasiada frecuencia se le ha estado exigiendo al adversario político que sea respetuoso con el trabajo de los jueces, que se les deje de amedrentar, o que se sea respetuoso con su estatus como uno de los tres poderes independientes del Estado. Sin embargo, otra de las constantes sigue siendo la perversión del leguaje y del discurso político, de manera que hacen justamente lo contrario de lo que le exigen al otro que haga.
Si hay un ejemplo de este malévolo comportamiento es el que sigue teniendo un determinado sector social, político y mediático contra el juez que instruye el caso de los asesinatos terroristas cometidos el once de marzo de dos mil cuatro. A este juez, y a la fiscal del mismo caso, se le está permanentemente acosando y desprestigiando porque las investigaciones no van por los derroteros que a quienes los critican quisieran que fueran. Y a renglón seguido, en medio de este continuo proceso antisistema, salen al paso de cualquier declaración que para ellos pueda suponer un ataque contra el Poder Judicial.
En este marco de concientes contradicciones por suponerles racionalidad, semejante al jabalí cegato, torpe y repetitivo en sus movimientos, que se muestra extremadamente violento cuando se siente herido, tenemos que situar los exabruptos con los que hoy nos han obsequiado los referidos sectores sociales. Hoy se ha calificado como “retroceso y una involución democrática" un auto judicial que manda a la cárcel a unos policías y a sus compinches por haber cometido presuntos y variados delitos. Si esto es respeto a las decisiones del Poder Judicial, apaga la luz y vámonos. Estas declaraciones, lo que dejan entrever, igual que el continuo machaqueo contra jueces y fiscales que han instruido el expediente del atentado terrorista de marzo de 2004, es el perfil de gentes manipuladoras y con escasísimo nivel democrático.
Como no podía ser de otra manera, se despachó muy a gusto intentando desviar la atención a otros asuntos que estima semejantes y que no han sido tratadas por el Poder Judicial como a ellos les gustaría. ¡Qué peligro!
Una de las cantinelas más usadas en este país como ariete contra el adversario político ha sido el exigir respeto al trabajo de los jueces. Así, con demasiada frecuencia se le ha estado exigiendo al adversario político que sea respetuoso con el trabajo de los jueces, que se les deje de amedrentar, o que se sea respetuoso con su estatus como uno de los tres poderes independientes del Estado. Sin embargo, otra de las constantes sigue siendo la perversión del leguaje y del discurso político, de manera que hacen justamente lo contrario de lo que le exigen al otro que haga.
Si hay un ejemplo de este malévolo comportamiento es el que sigue teniendo un determinado sector social, político y mediático contra el juez que instruye el caso de los asesinatos terroristas cometidos el once de marzo de dos mil cuatro. A este juez, y a la fiscal del mismo caso, se le está permanentemente acosando y desprestigiando porque las investigaciones no van por los derroteros que a quienes los critican quisieran que fueran. Y a renglón seguido, en medio de este continuo proceso antisistema, salen al paso de cualquier declaración que para ellos pueda suponer un ataque contra el Poder Judicial.
En este marco de concientes contradicciones por suponerles racionalidad, semejante al jabalí cegato, torpe y repetitivo en sus movimientos, que se muestra extremadamente violento cuando se siente herido, tenemos que situar los exabruptos con los que hoy nos han obsequiado los referidos sectores sociales. Hoy se ha calificado como “retroceso y una involución democrática" un auto judicial que manda a la cárcel a unos policías y a sus compinches por haber cometido presuntos y variados delitos. Si esto es respeto a las decisiones del Poder Judicial, apaga la luz y vámonos. Estas declaraciones, lo que dejan entrever, igual que el continuo machaqueo contra jueces y fiscales que han instruido el expediente del atentado terrorista de marzo de 2004, es el perfil de gentes manipuladoras y con escasísimo nivel democrático.
Como no podía ser de otra manera, se despachó muy a gusto intentando desviar la atención a otros asuntos que estima semejantes y que no han sido tratadas por el Poder Judicial como a ellos les gustaría. ¡Qué peligro!
¿Recuerdan esta intervención en el Congreso de los Diputados?
Pues miren, el otro acontecimiento notorio, que hará al jabalí revolverse con más furia, ha sido la decisión tomada por el Tribunal Supremo para archivar la querella de se había presentado contra los dirigentes socialistas por reunirse con los de Batasuna después de que el juez Sr. Garzón lo autorizara. La sala explica que se incurriría en “fraude constitucional” si se pretendiera corregir, mediante la acción penal, la política interior o exterior de un Gobierno democráticamente legitimado. Por tanto, la labor de controlar al Gobierno corresponde, por principio constitucional, a las Cortes Generales, donde reside la soberanía del pueblo.
Con esta decisión parece desaparecer otro argumento recurrente en las críticas al Gobierno por su estrategia frente al terrorismo de los nacionalistas radicales vascos, pues aseguraban los críticos que aquella reunión vulneraba la ley y mostraba fehacientemente que se negociaba con los terroristas y se les hacía concesiones políticas. Este “argumento”, de los pocos que les quedaban para negar una y otra vez apoyo al Gobierno en la lucha contra el terror, fabricado infundada y expresamente para hacer oposición sin sentido de Estado, deja a la derecha política con escasas armas para seguir sosteniendo las mismas posturas.
A todas éstas, estamos próximos a cubrir las tres cuartas partes de la legislatura y la “oposición” está desubicada de la política nacional, manteniendo la lucha contra el terrorismo como eje central de su actividad, cada día con menos argumentos, pero actuando sólo por impulsos, sin un proyecto global alternativo. ¡A ver si esta vez el ruido no les va a llevar al poder!
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