VISITA PAPAL A TURQUÍA

Mañana martes inicia el Papa Benedicto XVI una visita a Turquía en medio de fuertes medidas de seguridad, superiores incluso a las que se adoptaron ante la llegada del Presidente a EEUU. No en vano, muchos miles de ciudadanos se han manifestado este domingo en Estambul para rechazar la visita, a pesar de que los manifestantes han sido muchos menos de lo que se preveía en un principio.
Recordemos que la visita está precedida por hechos ya históricos como el atentado contra Juan Pablo II cometido por un ciudadano turco, o la acusación, que niega el Estado Turco, de haber cometido una masacre contra los armenios cristianos durante la Primera Guerra Mundial; además de por cuatro acontecimientos recientes y destacados, que la convierten en muy peligrosa.
En primer lugar, la visita tiene lugar en este contexto en el que, a nivel internacional, se respira un clima de tensión y enfrentamiento entre los católicos y musulmanes, que se concreta en la cantidad de conflictos y enfrentamientos que existen, teniendo como trasfondo las diferencias religiosas existentes. Todo ello tiene dos momentos culminantes: los diferentes atentados terroristas cometidos por terroristas islamistas en suelo occidental y la guerra de Irak con todas sus consecuencias.
También está muy presente la crisis ocasionada con motivo de las caricaturas de Mahoma, publicadas por diferentes medios occidentales y que elevaron la tensión en casi todo el mundo árabe.
Después de que se recondujera la situación y se minimizaran los efectos de estos altercados, llegó la desafortunada referencia que el Papa hizo en su discurso en la Universidad de Ratisbona, durante la visita a Alemania, cuando hizo referencia a un diálogo entre un emperador bizantino del siglo XIV y un erudito persa en el que el emperador se refería al profeta Mahoma como alguien que sólo había generado cosas "malas e inhumanas por querer predicar su fe usando la espada". Con ello volvieron a calentarse de nuevo los ánimos en todos los países árabes, llegando incluso a quemarse iglesias y que ocasionaron la muerte a una monja italiana en Somalia.
Por último, los turcos no olvidan que Joseph Ratzinger, cuando todavía era cardenal, expresó que Turquía no debería convertirse en miembro de la Unión Europea, aspecto éste que fue muy remarcado por los periódicos turcos cuando fue elegido nuevo Papa tras la muerte de Juan Pablo II.
A pesar de todo, la prensa turca subraya la importancia de la visita y desean que no sea problemática, sin dejar de hacer constar que este Papa busca más el conflicto que el diálogo con el Islam. Porque hay otro hecho añadido, como señala Deniz Ulke Aribogan en el diario Aksam al criticar las dudas mostradas por los gobernantes turcos a la hora de recibir al Papa: “El Papa tenía que haber sido recibido al más alto nivel, no como dirigente religioso, sino como jefe del Estado Vaticano. De momento ya vamos perdiendo por 1-0. Cualquier problema adicional nos hará perder este partido”. Y es que el primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan ni siquiera se reunirá con el Sumo Pontífice, ya que estará de viaje en Letonia, donde asistirá a la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN); aunque los diplomáticos de ambos Estados han negado que este hecho sea un desaire.
Por su parte, el profesor Niyazi Oktem, presidente de la Plataforma del Diálogo Interreligioso, dijo que si el Papa aprovechase su viaje a Turquía para disculparse de algún modo por su palabras sobre Mahoma, contribuiría enormemente a rebajar la tensión en el mundo y le haría merecedor del Premio Nobel de la Paz: “Pero nunca lo hará, de ningún modo”, concluyó Oktem, para quien la explicación no es religiosa, sino geopolítica: “El conflicto entre Islam y Cristianismo beneficia a los vendedores de armas y empresarios petroleros, hacen mucho dinero de toda esta tensión”.Esperemos que los llamamientos al público para no dejarse llevar por los instintos y reaccionar civilizadamente, con cultura y virtud, en cada una de las etapas del viaje papal tengan su efecto.