ZONA DE TRANSGRESIÓN

Un espacio en el que opinar con total libertad, en ocasiones con cierta ironía, pero con respeto.

23 noviembre, 2006

MÁS DESPRESTIGIADOS

Si hay profesiones mal vistas en estos días, salvo honrosas excepciones, ésas son la de político/a y la de periodista, que suelen ir mucho de la mano porque se necesitan mutuamente.
Del ámbito de la política nos llegan cada día tantos desatinos y abusos que nos producen arcadas: el “debate” sobre el final del terrorismo, la corrupción a destajo, las mentiras, etc., etc. Todo ello demuestra que sólo existe una lucha feroz por el poder. Expresiones con las que se llenan la boca como “el interés general”, “la nación”, “servir a los ciudadanos”, etc., sólo son provocaciones que estos tipos nos hacen en nuestras propias caras.





Los/as periodistas también continúan por la senda del patetismo más profundo, fieles voces de sus amos, repitiendo como autómatas los mismos argumentos hasta aburrir. Sin embargo, éstos/as que se erigen también en representantes de la ciudadanía pretendiendo mostrarse implacables, objetivos y críticos con los/as políticos/as, callan sus contradicciones y esconden sus vergüenzas.



En esta línea, el general Enrique Rodríguez Galindo, condenado por sobrepasar el estado de derecho en su lucha contra el terrorismo, acaba de publicar el libro “Mi vida contra ETA”, en él cita algunas editoriales y artículos publicados en Diario 16 durante la década de los ochenta y noventa en los que parece confirmar muchas de las evidencias que ya se tenía en otros momentos de nuestra Historia reciente.
Podría ser interesante que cada cual se instruyera lo suficiente como para poder tomar decisiones objetivas, y no dejarse impresionar ni manipular hasta convertirse en víctima de sus propios prejuicios.