DE NUEVO LA PENA DE MUERTE
El ciudadano puertorriqueño Ángel Nieves Díaz ha sido ejecutado en la cárcel del Estado de Florida, en EEUU. Dicha ejecución se llevó a cabo en cumplimiento de la condena a muerte con la que fue castigado por el asesinato de un ciudadano norteamericano, hace 27 años, y después de que perdiera todos los recursos que presentó.
El hecho en sí, tratándose del Estado que se trata, no sería siquiera noticia si no fuera porque el reo tardó más de 34 minutos en morir y necesitó una nueva dosis de la letal inyección. De modo que el caso de Nieves Díaz ha reabierto este polémico asunto, no sólo por los métodos que se usan para llevar a cabo las sentencias sino también la existencia misma de la pena de muerte.
Que en los códigos penales de los Estados siga existiendo aún la pena de muerte ya es en sí mismo rechazable, que siga existiendo en Estados que se muestran a los demás como de los más avanzados en la democracia y respeto a las libertades es aún más detestable, pero raya la hipocresía total el comprobar cómo se imponen esas penas. Si una persona mata a otra, es un asesinato y debemos condenarlo a muerte, mientras que si una persona mata a muchísimas, eso es pura estadística, que se maquilla usando en su defensa palabras grandilocuentes como libertad, seguridad, patria, ciudadanos, etc., etc.
El hecho en sí, tratándose del Estado que se trata, no sería siquiera noticia si no fuera porque el reo tardó más de 34 minutos en morir y necesitó una nueva dosis de la letal inyección. De modo que el caso de Nieves Díaz ha reabierto este polémico asunto, no sólo por los métodos que se usan para llevar a cabo las sentencias sino también la existencia misma de la pena de muerte.
Que en los códigos penales de los Estados siga existiendo aún la pena de muerte ya es en sí mismo rechazable, que siga existiendo en Estados que se muestran a los demás como de los más avanzados en la democracia y respeto a las libertades es aún más detestable, pero raya la hipocresía total el comprobar cómo se imponen esas penas. Si una persona mata a otra, es un asesinato y debemos condenarlo a muerte, mientras que si una persona mata a muchísimas, eso es pura estadística, que se maquilla usando en su defensa palabras grandilocuentes como libertad, seguridad, patria, ciudadanos, etc., etc.
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