CONTROL DE LÍQUIDOS Y MAQUILLAJES
Una de las noticias de la semana está siendo la entrada en vigor de las nuevas normas de seguridad en los aeropuertos europeos. Tales normas han sido acordadas por los ministros de interior de la Comunidad y están suponiendo innumerables molestias a los pasajeros, que deben presentarse en los mostradores de los aeropuertos con una media de cuatro horas de antelación si no quieren tener problemas con sus vuelos.
Estas medidas son la reacción a los últimos atentados terroristas que los “islamistas radicales” ha cometido, a las últimas detenciones que las policías de diversos países ha realizado, y, sobre todo, al hecho de la policía inglesa y norteamericana descubrieron un complot para atentar contra un avión comercial que volaría entre esos dos países.
Toda la información que se ha obtenido en las múltiples investigaciones, resumidas anteriormente, apuntan a que hay “islamistas radicales” dispuestos a atentar contra un avión en vuelo con una bomba que ellos mismos fabricarían mientras volaban, si dispusieran de los elementos necesarios para fabricarla en la propia cabina del avión, claro. Por ello, se limita llevar líquidos como equipaje de mano, salvo el que se compre en las tiendas que se encuentran una vez que los pasajeros hayan pasado el control de seguridad.
Así las cosas, podemos extraer varias conclusiones. La primera es que parece que sigue habiendo “personas” dispuestas a atentar contra ciudadanos inocentes, aunque dejen su vida en ello; la segunda es que hay algunos “moritos” que, además de estar dispuestos a morir, tienen conocimientos suficientes para fabricar bombas caseras mientras vuelan en un avión comercial; y la tercera que, lejos de remitir, el odio hacia lo occidental crece hasta esos extremos, incluso entre quienes ha nacido y han sido educados (¿?) en occidente.
De modo que debemos dedicar tiempo a analizar todas las variables que conducen a esta situación, tanto dentro como fuera de las fronteras de cada Estado, para determinar qué medidas ayudarían a mejorarla; y no debemos menospreciar la capacidad “del morito” para planificar, diseñar, elaborar y cometer un atentado.
Las pruebas están ahí, en Nueva York y Washington con los atentados del once de septiembre, en Madrid el once de marzo o en Londres el siete de julio, por citar sólo los que más han influido para que se tomen estas medidas de seguridad en los aeropuertos.
Por cierto, mientras que en Norteamérica y en Inglaterra parece no haber duda alguna respecto a que los autores materiales e intelectuales de semejantes atrocidades fueron los terroristas de origen islamista, en España sigue habiendo personas que dudan sobre quienes fueron los autores intelectuales de la masacre. ¿Por qué esa diferencia? ¿Sólo porque la ciudadanía española, además, ha sufrido durante cuarenta años el terrorismo vasco? ¿Por qué los/as norteamericanos/as sí creen capaces a los terroristas de origen islamistas, de secuestrar varios aviones en vuelo, simultáneamente, y pilotarlos hasta hacerlos estallar contra objetivos elegidos con anterioridad?
Esperemos que el juicio sobre los atentados de Madrid, previsto para el próximo mes de febrero, cierre definitivamente este desagradable episodio y centremos los esfuerzos en quienes de verdad los necesitan.
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