ZONA DE TRANSGRESIÓN

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11 noviembre, 2006

LA EVIDENCIA DE LA NO DISCRECIÓN


De todo lo que está pasando entorno al tema del terrorismo en el País Vasco, lo único que sabemos bien es que será largo, duro y difícil. El resto son especulaciones, malas intenciones, interés por avanzar en sus posiciones, hacer ver al otro lo fuerte que se es, intención por no quedarse fuera del juego, motivo para rellenar páginas de periódicos, etc., que de todo hay.
Cada cierto tiempo, unos cuantos días, ordenan colocar los focos sobre un asunto nuevo, y, por esa estrategia, ahora les toca el turno a los jueces. Sin ser capaces de explicar a la ciudadanía qué ha pasado con tantos otros temas que se han colocado en primera página, con los que se pretendía demostrar que los terroristas estaban ganando en el proceso, se sacan otros nuevos asuntos con el mismo interés de siempre.
La excusa para seguir en esta dinámica se las han brindado, por un lado, las recientes decisiones de los jueces: sentencia contra Iñaki de Juana, por la que inicia una nueva huelga de hambre; también los procesamientos de Ibarretxe, Atutxa, Patxi López y Ares; y por último el registro de las Errikotabernas, en cumplimiento de una sentencia de hace unos tres años. La otra excusa la encontraron en unas declaraciones del Presidente cuando comentó que estas decisiones de los jueces dificultan el proceso.
Y, evidentemente, las cosas son así: aplicar las leyes que nos hemos dado es un plato de mal gusto para quienes tienen que aguantar su peso. Por eso, porque no les agrada que se siga aplicando las leyes, los del entorno terrorista dificultarán el proceso. Pero tiene que ser así.
Sin embargo, los del entorno del Partido Popular han querido entender que el Gobierno pretende amedrentar a los jueces cuando el Presidente hace estas declaraciones. Ayer les oíamos decir en alta voz que el Gobierno había negociado con los terroristas las penas que los fiscales pidieran en los juicios que se siguen contra ellos; como ya se ha demostrado que aquellas acusaciones eran infundadas, a pesar de que les valió para rellenar varias páginas, hoy vienen con esta nueva fuente de grandes problemas. Y así, de hipótesis en hipótesis, de mentira en mentira, vienen ocupando la primera página de sus medios de comunicación, con el único fin de desgastar al Gobierno, utilizando el tema del terrorismo como arma en la contienda política, y, sobre todo, mostrando escaso sentido de estado.
Ayer, Vicenç Fisas, director de la Escuela de Cultura de Paz, publicó en la prensa un artículo titulado “La virtud de la discreción en los procesos de paz”, en el que pone ejemplos de procesos que han ido mal, porque hay demasiadas filtraciones de los asuntos que se negocian; y otros que han ido bien, porque se controla la información que se da mientras se mantienen los contactos. Al mismo tiempo, Fisas afirma que le “inquieta además la crítica facilona a un centro tan reputado como es el Centro para el Diálogo Humanitario, que en sus años de existencia ha protagonizado numerosas facilitaciones que han permitido terminar con varios conflictos armados o encarrilarlos en vías de solución, a veces en solitario, y otras veces en combinación con diplomacias de otros países”.
De modo que así las cosas, tan poca discreción evidencia que hay dos hechos objetivos que se suman al “largo, duro y difícil”, cuales son: primera, que el entorno terrorista no está contento con cómo van las cosas y por eso no es discreto cuando sale cada día en los medios haciendo declaraciones; y, la segunda, que se confirma que el entorno del PP se mantiene fuera del Pacto por las Libertades y Contra el Terrorismo, al mantener el problema del terrorismo como única arma de desgaste al Gobierno, sacando continuamente en sus medios una nueva hipótesis catastrofista.