UN HALCÓN CAÍDO
Hemos visto que la primera “víctima” del descalabro electoral de los republicanos en las recientes elecciones norteamericanas ha sido Donald Rumsfeld, que ha dimitido como secretario de Defensa. En su despedida, el Sr. Bush se esforzó por dejar claro que el antiguo secretario se había desempeñado muy bien en su función, aspecto éste que, considerando casi todos los/as analistas que los republicanos han perdido por su fracaso en Irak, fue calificado ayer por el editorialista de The New Yok Times como una actitud ridícula del mandatario estadounidense.
Rumsfeld, al que se puede considerar como paradigma del maquiavelismo, se empeñó en mantener, en el gobierno y ante la opinión pública, una estrategia de guerra en Irak que no pasó nunca la prueba de la realidad, pero que sin embargo se mantuvo como política oficial hasta que la ciudadanía los ha relegado a la oposición en el Congreso y en el Senado.
Parece que el presidente aún no es consciente del fracaso que Rumsfeld y él han cosechado, pero más allá de eso, lo determinante será saber si él está en condiciones de modificar la estrategia en Irak; puesto que, preocupantemente, insiste en que no es pensable una retirada de las tropas sin una victoria. De modo que si sigue entendiendo “la victoria” en los mismos términos que lo ha hecho hasta ahora, la precipitada salida del secretario de Defensa y la derrota electoral no habrán tenido ningún efecto.
Algunos analistas se preguntan porqué el presidente tardó tanto en prescindir de su secretario de Defensa. La respuesta parece evidente. A pesar de que todas las encuestas llevan muchos meses mostrando el descontento de la ciudadanía con la política exterior norteamericana, hasta colocar el índice de popularidad de su Presidente en el más bajo de todos los tiempos, no ha prescindido de él porque Rumsfeld era un auténtico “halcón” en la Casa Blanca. Tal es así, que el The New Yok Times dice textualmente: “Rumsfeld, ustedes recordarán, estaba absolutamente seguro de que Irak podría ser transformado con menos de la mitad de tropas que las que había pensado una generación anterior de prominentes generales. Él estaba equivocado, pero fue el máximo general del ejército quien perdió su empleo. Farsas similares se desarrollaron a causa de la planificación de la posguerra y en relación con los contratos de la reconstrucción. En un punto dado, la gente debe haber dejado de informarle a Rumsfeld qué estaba ocurriendo realmente, temiendo su ira o represalias”.
Así las cosas, parece que la dimisión del secretario de Defensa ha provocado más sonrisas que lágrimas, entre los lamentos cabe destacar el del presidente afgano, Hamid Karzai, quien manifestó su "tristeza" y agregó: "en Afganistán estamos agradecidos por el apoyo que nos dio", o el vicepresidente israelí, Shimon Peres, quien parece tenerle una alta estima como persona. Sin embargo, la satisfacción parece ser la nota más dominante, que va desde algunos dirigentes europeos, que lo acusan de escuchar muy poco a otros ministros de defensa, hasta gentes de su propio partido. En concreto, y como ejemplo, el veterano de Vietnam y senador republicano John McCain se mostró satisfecho por el fin de "una gestión plagada de errores que tuvo un costo enorme en sangre estadounidense".
Por ello, un amplísimo sector de la ciudadanía espera ver un giro sustancial en la política norteamericana, que parece tener a John Bolton, embajador de Estados Unidos ante Naciones Unidas, como el segundo alto cargo de la administración norteamericana en perder el empleo, tal y como acaba de apuntar hoy la BBC. Además de la política exterior y de defensa, también se esperan algunas novedades en políticas sociales y medioambientales, pues éstas serán algunas de las consecuencias de los cambios en los controles de los comités del Senado.
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