ÉPOCA DE BALANCES
Cuando se acerca el final del año, es el momento de hacer balances. El panorama internacional está condicionado por la situación en Irak. Una vez que se confirma la sentencia a muerte de Sadam, todo indica que será ejecutado en pocos días. La ejecución no mejorará la vida a los iraquíes y todo indica que el caos, la muerte y la destrucción seguirán siendo la noticia de cada día.
En cuanto a la situación nacional, el Presidente del Gobierno ha dado una rueda de prensa para ofrecer una valoración del año político y adelantar algunas de las claves del próximo. A pesar de que se ha legislado bastante, de nuevo vuelve a ser el tema del terrorismo el que ha copado toda la comparecencia.
En este sentido, el Presidente se equivoca, porque el hecho de hablar tanto del proceso de paz, sin poder concretar demasiado, enturbia el resto de la actuación del Gobierno, que ha conseguido aprobar leyes de mucho calado social como la de igualdad, contra la violencia de género o la de dependencia; tampoco consigue sacar partido político a la buena situación económica y a los mejores índices de paro.
De alguna manera, el Gobierno cae en las redes del Partido Popular, que le hace hablar de lo que ellos quieren, y ahí, insisto, se equivoca el Presidente. Además, el problema del terrorismo, por su naturaleza, tendrá resultados concluyentes, si los tiene, a largo plazo, lo que nos devuelve al punto de partida: debemos estar esperanzados en que las cosas irán mejor en la lucha contra el terrorismo. Y eso hace que se elaboren titulares como si el año legislativo fuera menos productivo de lo que lo ha sido. Y en política eso se paga, porque no sólo hay que serlo, además hay que parecerlo.
En cuanto a la situación nacional, el Presidente del Gobierno ha dado una rueda de prensa para ofrecer una valoración del año político y adelantar algunas de las claves del próximo. A pesar de que se ha legislado bastante, de nuevo vuelve a ser el tema del terrorismo el que ha copado toda la comparecencia.
En este sentido, el Presidente se equivoca, porque el hecho de hablar tanto del proceso de paz, sin poder concretar demasiado, enturbia el resto de la actuación del Gobierno, que ha conseguido aprobar leyes de mucho calado social como la de igualdad, contra la violencia de género o la de dependencia; tampoco consigue sacar partido político a la buena situación económica y a los mejores índices de paro.
De alguna manera, el Gobierno cae en las redes del Partido Popular, que le hace hablar de lo que ellos quieren, y ahí, insisto, se equivoca el Presidente. Además, el problema del terrorismo, por su naturaleza, tendrá resultados concluyentes, si los tiene, a largo plazo, lo que nos devuelve al punto de partida: debemos estar esperanzados en que las cosas irán mejor en la lucha contra el terrorismo. Y eso hace que se elaboren titulares como si el año legislativo fuera menos productivo de lo que lo ha sido. Y en política eso se paga, porque no sólo hay que serlo, además hay que parecerlo.
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