SOFISTAS EN LA ESPAÑA “ROTA”
La Real Academia de la Lengua define “sofista” como “maestro de retórica que, en la Grecia del siglo V a. C., enseñaba el arte de analizar los sentidos de las palabras como medio de educación y de influencia sobre los ciudadanos”.
Desde el punto de vista de la Historia de la Filosofía, fue un movimiento a tener en cuenta puesto que en aquel momento, con el auge de la Democracia, se encargaron de trasmitir los conocimientos necesarios a los ciudadanos para que tuvieran la posibilidad de triunfar en sus debates en el ágora.
Pasaron a la Historia, también, por ser los primeros en cobrar por sus enseñanzas, lo que contrastaba con la tradición griega dominada por grandes maestros y escuelas que se caracterizaban, entre otras cosas, por no cobrar a sus discípulos.
Los Sofistas cayeron en desgracia, por eso se entiende hoy “sofisma” como la “razón o argumento aparente con que se quiere defender o persuadir lo que es falso”, y uno de los aspectos que los precipitó hacia el descrédito fue que eran capaces de adiestrar a un orador y a su adversario para el mismo debate en la plaza pública.
Los “sofistas” no han desaparecido del debate en la plaza pública. Durante más de veintiséis siglos los hemos visto en cualquier lugar en el que hubiera un debate. Como ejemplo bien vale el siguiente.
Sin con algo nos ha “castigado” el Partido Popular en todos los medios de comunicación, durante los años de esta legislatura, ha sido con la máxima “España se rompe”. Se inició con el debate sobre el nuevo modelo territorial, su encaje en la Constitución, el Plan Ibarretxe, el Estatuto de Cataluña y su financiación, los papeles de Salamanca, etc.
La idea central que argumentan lo populares es que las Autonomías deben tener limitado su poder porque el Estado Central debe actuar como elemento de cohesión social, territorial y de solidaridad entre los habitantes de este país. Hasta aquí parece que todo va bien.
Todos los agentes políticos y sociales reconocen que la Ley de Dependencia ha sido uno de los mejores logros de esta legislatura, no en vano fue votada en el Congreso por unanimidad. Con ella se pretende beneficiar a muchísimas personas que dependen de otra para poder llevar una vida lo más digna posible.
Sin embargo, a la hora de empezar a poner en funcionamiento la Ley se acabó la unanimidad, porque el Partido Popular considera que la representación de Estado Central es demasiada con respecto a la de las Comunidades Autónomas en el órgano que va a repartir el dinero: el Consejo Territorial. Sí, sí; el Gobierno quiere que sean once los representantes de la Administración Central, y el Partido Popular quiere que sólo sean tres.
Claro, en este Consejo Territorial es donde se va a repartir el dinero, y, en ese sentido, España se rompe menos si los millones de euros se los lleva una comunidad autónoma gobernada por el PP para atender a sus dependientes, que si se los llevara otra comunidad en la que no gobiernan. Y como el PP no gobierna en Cataluña…
Sí, los sofistas existen y siguen cobrando por… (¿?)
Desde el punto de vista de la Historia de la Filosofía, fue un movimiento a tener en cuenta puesto que en aquel momento, con el auge de la Democracia, se encargaron de trasmitir los conocimientos necesarios a los ciudadanos para que tuvieran la posibilidad de triunfar en sus debates en el ágora.
Pasaron a la Historia, también, por ser los primeros en cobrar por sus enseñanzas, lo que contrastaba con la tradición griega dominada por grandes maestros y escuelas que se caracterizaban, entre otras cosas, por no cobrar a sus discípulos.
Los Sofistas cayeron en desgracia, por eso se entiende hoy “sofisma” como la “razón o argumento aparente con que se quiere defender o persuadir lo que es falso”, y uno de los aspectos que los precipitó hacia el descrédito fue que eran capaces de adiestrar a un orador y a su adversario para el mismo debate en la plaza pública.
Los “sofistas” no han desaparecido del debate en la plaza pública. Durante más de veintiséis siglos los hemos visto en cualquier lugar en el que hubiera un debate. Como ejemplo bien vale el siguiente.
Sin con algo nos ha “castigado” el Partido Popular en todos los medios de comunicación, durante los años de esta legislatura, ha sido con la máxima “España se rompe”. Se inició con el debate sobre el nuevo modelo territorial, su encaje en la Constitución, el Plan Ibarretxe, el Estatuto de Cataluña y su financiación, los papeles de Salamanca, etc.
La idea central que argumentan lo populares es que las Autonomías deben tener limitado su poder porque el Estado Central debe actuar como elemento de cohesión social, territorial y de solidaridad entre los habitantes de este país. Hasta aquí parece que todo va bien.
Todos los agentes políticos y sociales reconocen que la Ley de Dependencia ha sido uno de los mejores logros de esta legislatura, no en vano fue votada en el Congreso por unanimidad. Con ella se pretende beneficiar a muchísimas personas que dependen de otra para poder llevar una vida lo más digna posible.
Sin embargo, a la hora de empezar a poner en funcionamiento la Ley se acabó la unanimidad, porque el Partido Popular considera que la representación de Estado Central es demasiada con respecto a la de las Comunidades Autónomas en el órgano que va a repartir el dinero: el Consejo Territorial. Sí, sí; el Gobierno quiere que sean once los representantes de la Administración Central, y el Partido Popular quiere que sólo sean tres.
Claro, en este Consejo Territorial es donde se va a repartir el dinero, y, en ese sentido, España se rompe menos si los millones de euros se los lleva una comunidad autónoma gobernada por el PP para atender a sus dependientes, que si se los llevara otra comunidad en la que no gobiernan. Y como el PP no gobierna en Cataluña…
Sí, los sofistas existen y siguen cobrando por… (¿?)
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home