¿DÓNDE ESTÁ LA NECESARIA IMPARCIALIDAD?
Al inicio de la democracia, la frase “La Justicia es un cachondeo” estuvo a punto de costarle un disgusto a Don Pedro Pacheco. Sin compartirla plenamente, sí es cierto que La Justicia nos ha sorprendido y sigue sorprendiendo a cada instante.
Así, siempre nos alarman los casos extremos que saltan a los medios de comunicación, por ejemplo, cuando alguien debe entrar en la cárcel para cumplir condena por un delito que cometió hace muchos años, o el caso de quien se pasa en la cárcel la mitad de la vida por un delito mucho menor que el que cometió otra persona que está menos tiempo en la cárcel. Nunca entendimos estas situaciones.
A pesar de todo, se nos repite con frecuencia que tenemos que confiar en La Justicia, en su imparcialidad, en su buen hacer y en su independencia. Eso, y la presuposición de que La Justicia está formada por personas responsables y con una preparación fuera de toda duda, nos lleva a seguir (¿?) creyendo en ella.
Sin embargo, recientes acontecimientos en el ámbito judicial vuelven a colocar el interrogante junto a determinadas actuaciones que debieran gozar de toda la credibilidad social. Y ello, a pesar de que se insiste en que el juez, cuando va a tomar una decisión, se abstrae de su ideología y de todo tipo de condicionantes que le puedan afectar en la sentencia que va a dictar, y procede a resolver aplicando sólo criterios técnicos y jurídicos.
Bien, pues esto ya no parece muy creíble. Pondré dos ejemplos al respecto:
1º.- La decisión que tomó el Pleno de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional respecto a mantener la situación de De Juana Chaos fue por doce votos frente a cuatro. Este hecho ya parece sintomático de por sí, que no haya unanimidad a la hora de determinar sobre un tema tan concreto, pero es más preocupante aún saber que la decisión la debieron tomar tres jueces de la Sección Primera, aunque el magistrado Don Alfonso Guevara solicitó que fuera tratada por el Pleno.
Si los jueces son imparciales e independientes, ¿por qué se dan estas situaciones?
2º.- Hoy hemos sabido que ha sido recusado uno de los magistrados del Tribunal Constitucional que debe determinar si el Estatuto Catalán tiene algún artículo que no se ajuste a la Constitución. Se supone que quienes acceden a estos puestos, además de ser jueces (imparciales e independientes), tienen que acreditar una formación técnica de total solvencia. Eso es lo que creemos.
Sin embargo, ¿cómo es posible que unos jueces hayan recusado a otro para el caso del Estatuto, por considerar que no es imparcial?
Desde luego, mucho van a tener que trabajar todos los órganos competentes en materia judicial para que volvamos a creer en la independencia e imparcialidad de La Justicia, incluso cuando no actúan bajo presión.
Así, siempre nos alarman los casos extremos que saltan a los medios de comunicación, por ejemplo, cuando alguien debe entrar en la cárcel para cumplir condena por un delito que cometió hace muchos años, o el caso de quien se pasa en la cárcel la mitad de la vida por un delito mucho menor que el que cometió otra persona que está menos tiempo en la cárcel. Nunca entendimos estas situaciones.
A pesar de todo, se nos repite con frecuencia que tenemos que confiar en La Justicia, en su imparcialidad, en su buen hacer y en su independencia. Eso, y la presuposición de que La Justicia está formada por personas responsables y con una preparación fuera de toda duda, nos lleva a seguir (¿?) creyendo en ella.
Sin embargo, recientes acontecimientos en el ámbito judicial vuelven a colocar el interrogante junto a determinadas actuaciones que debieran gozar de toda la credibilidad social. Y ello, a pesar de que se insiste en que el juez, cuando va a tomar una decisión, se abstrae de su ideología y de todo tipo de condicionantes que le puedan afectar en la sentencia que va a dictar, y procede a resolver aplicando sólo criterios técnicos y jurídicos.
Bien, pues esto ya no parece muy creíble. Pondré dos ejemplos al respecto:
1º.- La decisión que tomó el Pleno de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional respecto a mantener la situación de De Juana Chaos fue por doce votos frente a cuatro. Este hecho ya parece sintomático de por sí, que no haya unanimidad a la hora de determinar sobre un tema tan concreto, pero es más preocupante aún saber que la decisión la debieron tomar tres jueces de la Sección Primera, aunque el magistrado Don Alfonso Guevara solicitó que fuera tratada por el Pleno.
Si los jueces son imparciales e independientes, ¿por qué se dan estas situaciones?
2º.- Hoy hemos sabido que ha sido recusado uno de los magistrados del Tribunal Constitucional que debe determinar si el Estatuto Catalán tiene algún artículo que no se ajuste a la Constitución. Se supone que quienes acceden a estos puestos, además de ser jueces (imparciales e independientes), tienen que acreditar una formación técnica de total solvencia. Eso es lo que creemos.
Sin embargo, ¿cómo es posible que unos jueces hayan recusado a otro para el caso del Estatuto, por considerar que no es imparcial?
Desde luego, mucho van a tener que trabajar todos los órganos competentes en materia judicial para que volvamos a creer en la independencia e imparcialidad de La Justicia, incluso cuando no actúan bajo presión.
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