EL SR. “ANSAR”
El ex presidente del Gobierno Español, Don José María Aznar, aseguró anoche que en Irak no hay armas de destrucción masiva, aunque en el momento de tomar la decisión "todo el mundo pensaba que en Irak había armas de destrucción masiva y no las había, yo lo sé ahora", dijo.
La afirmación encierra dos aspectos que deben ser tenidos en cuenta:
1º.- Evidentemente ahora nadie puede sostener que había armas de destrucción masiva, pero es falso que todo el mundo pensara que las hubiera, porque muchísima gente, cualificada, aseguraba lo contrario; es más, los inspectores enviados por la ONU informaban continuamente de que no las encontraban, a pesar de todos los registros e inspecciones que realizaron. Por tanto, si algo se podía afirmar en aquel momento es que no había armas de destrucción masiva. Por eso, obligaron a los inspectores a abandonar rápidamente Irak, se inventaron las pruebas de la existencia de las armas de destrucción masiva, e invadieron.
Luego vimos toda la retahíla de falsedades que debimos soportar en los medios de comunicación respecto, por ejemplo, a los pronósticos en los precios del petróleo, que bajarían, o las promesas que hizo para nuestro país el Sr. Jeff Bush, cuando en aquella visita se dirigió al Sr. Aznar como "Presidente de la república española".
De modo, Sr. Aznar, que es rotundamente falso que "todo el mundo pensaba que en Irak había armas de destrucción masiva y no las había”, es falso.
2º.- Ante la fuerza de las pruebas, sólo caben dos posibilidades. La primera es que el Sr. Aznar también sabía en aquel momento que no había armas de destrucción masiva, igual que lo sabía el Gobierno de EEUU, de modo que si fuera así, no sólo miente ahora, sino que también mintió antes y, al ser cómplice de la mentira, engañó a todo nuestro país.
La segunda posibilidad, la más factible, es que el Sr. Presidente de EEUU engañó a nuestro Presidente como a un pardillo: “inventó” las pruebas de la existencia de armas de destrucción masiva, se las presentó, y el Sr. Aznar se las creyó. De modo que tanto el Sr. Aznar como el Sr. Blair fueron “engañados y utilizados” por la Administración USA.
Ésta es la “gesta” más importante de la política exterior de los gobiernos del Sr. Aznar, el precio a pagar por permitírsele poner los pies sobre la mesa mientras se debatía. Esta ha sido la gran presencia de España, del Sr. Aznar, en la política de exterior.
Desconocemos los beneficios que la ciudadanía británica haya podido obtener por el respaldo que el Sr. Balir proporcionó a la Administración USA en sus planes con Irak, para nuestros ciudadanos poca cosa: puede que la presencia de la Sra. Palacio y el Sr. Rato en EEUU, el “prestigio” del Sr. Aznar como conferenciante internacional y consejero de un gran grupo de comunicación, y poco más.
Los perjuicios ocasionados son mucho más evidentes y dramáticos.
La afirmación encierra dos aspectos que deben ser tenidos en cuenta:
1º.- Evidentemente ahora nadie puede sostener que había armas de destrucción masiva, pero es falso que todo el mundo pensara que las hubiera, porque muchísima gente, cualificada, aseguraba lo contrario; es más, los inspectores enviados por la ONU informaban continuamente de que no las encontraban, a pesar de todos los registros e inspecciones que realizaron. Por tanto, si algo se podía afirmar en aquel momento es que no había armas de destrucción masiva. Por eso, obligaron a los inspectores a abandonar rápidamente Irak, se inventaron las pruebas de la existencia de las armas de destrucción masiva, e invadieron.
Luego vimos toda la retahíla de falsedades que debimos soportar en los medios de comunicación respecto, por ejemplo, a los pronósticos en los precios del petróleo, que bajarían, o las promesas que hizo para nuestro país el Sr. Jeff Bush, cuando en aquella visita se dirigió al Sr. Aznar como "Presidente de la república española".
De modo, Sr. Aznar, que es rotundamente falso que "todo el mundo pensaba que en Irak había armas de destrucción masiva y no las había”, es falso.
2º.- Ante la fuerza de las pruebas, sólo caben dos posibilidades. La primera es que el Sr. Aznar también sabía en aquel momento que no había armas de destrucción masiva, igual que lo sabía el Gobierno de EEUU, de modo que si fuera así, no sólo miente ahora, sino que también mintió antes y, al ser cómplice de la mentira, engañó a todo nuestro país.
La segunda posibilidad, la más factible, es que el Sr. Presidente de EEUU engañó a nuestro Presidente como a un pardillo: “inventó” las pruebas de la existencia de armas de destrucción masiva, se las presentó, y el Sr. Aznar se las creyó. De modo que tanto el Sr. Aznar como el Sr. Blair fueron “engañados y utilizados” por la Administración USA.
Ésta es la “gesta” más importante de la política exterior de los gobiernos del Sr. Aznar, el precio a pagar por permitírsele poner los pies sobre la mesa mientras se debatía. Esta ha sido la gran presencia de España, del Sr. Aznar, en la política de exterior.
Desconocemos los beneficios que la ciudadanía británica haya podido obtener por el respaldo que el Sr. Balir proporcionó a la Administración USA en sus planes con Irak, para nuestros ciudadanos poca cosa: puede que la presencia de la Sra. Palacio y el Sr. Rato en EEUU, el “prestigio” del Sr. Aznar como conferenciante internacional y consejero de un gran grupo de comunicación, y poco más.
Los perjuicios ocasionados son mucho más evidentes y dramáticos.
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