ZONA DE TRANSGRESIÓN

Un espacio en el que opinar con total libertad, en ocasiones con cierta ironía, pero con respeto.

22 febrero, 2007

UN ALIMENTO CON 14º DE ALCOHOL

La Ministra de Sanidad y Consumo, Doña Elena Salgado, se ha visto forzada a suspender la tramitación de la Ley de Prevención del Alcoholismo Entre Menores. El motivo ha sido la fuerte presión que han ejercido los sectores relacionados con la comercialización del vino, los presidentes de comunidades autónomas con una gran producción de vino y todo el Partido Popular, que ha brindado con vino al final de cada acto realizado en los últimos días.
Aún siendo consciente de que, por diversos motivos, el vino debe seguir teniendo un tratamiento específico en este país, parece evidente que se ha frustrado una posibilidad de rebajar los índices de consumo de alcohol entre menores porque “el vino” ha servido de paraguas bajo el que se han cobijado otros intereses.
De la información que he recibido sobre el asunto, hay tres datos que merecen un comentario. El primero es que se ha estado llamando al vino “alimento”, lo que no deja de ser una enorme imprudencia cometida por quienes esconden detrás del término los intereses económicos que los llevan a semejante ligereza. El vino es una bebida alcohólica, que si se consume con moderación puede ser hasta beneficiosa, pero no puede ser calificada como alimento.
El segundo hecho sobre el que reflexionar es que, de nuevo, se vuelve a argumentar que es la educación, en el ámbito familiar y público, la que debe contribuir a rebajar en consumo de alcohol entre los menores. Cuando se han cosechado rotundos fracasos en la incidencia de la educación para disminuir el consumo de tabaco y drogas más duras, recurrimos de nuevo, y demagógicamente, a la educación para resolver el problema del alcoholismo entre los jóvenes. Aquí también será inútil los pocos esfuerzos que desde el ámbito educativo se puedan hacer, es más, a veces es justamente la educación, la mala educación, la que propicia el inicio de los jóvenes en el consumo de esas sustancias perjudiciales para se salud.
En relación a este tema, prima el interés económico de esos sectores, al gasto público que hay que destinar a la prevención del alcoholismo, sus efectos en la salud de la población, con el gasto sanitario que supone y la pérdida de horas de trabajo que tienen los enfermos de alcoholismo, o el coste diario que hay que pagar en vidas humanas por los efectos del alcohol en conductores.
Por último, me parece consistente el argumento de la Sra. Ministra cuando afirma que “No hemos cambiado el borrador, porque tengo las cosas muy claras. Se solicitaba que se excluyera el vino de las bebidas alcohólicas y eso no hay ningún dato de ningún profesional sanitario que nos permita hacerlo” argumentó, para afirma a continuación que excluir el vino acarrearía la exclusión automática de bebidas como la cerveza o la sidra de la norma, así “quitaríamos del ámbito de la Ley el 70% de las bebidas alcohólicas que consumen los menores y haríamos una ley sobre un conjunto vacío”. Además, la Ministra subrayó que el 65 por ciento de los jóvenes, entre 14 y 18 años, consumen alcohol los fines de semana y el 34 por ciento se ha emborrachado al menos una vez en los últimos treinta días, asegurando que los daños neurológicos del alcohol en los menores son más graves que los que se producen en los adultos.